En la más importante batalla electoral de su vida, el gobernador Marín invirtió todo y se llevó todo en Puebla. Después de su abrumador triunfo electoral, el círculo rojo podrá seguir odiándolo, pero el respaldo de sus electores ya no está en duda. En Tamaulipas, a pesar de las acusaciones de involucramiento del narcotráfico, el PRI refrendó el control del único estado norteño donde la oposición jamás ha sido competitiva. Hay PRI para rato, aunque muchos de sus más efectivos líderes locales son inelegibles a nivel nacional. En general se confirma el dominio feudal de los gobernadores en la política local: Granier en Tabasco, Marín en Puebla, Hernández en Tamaulipas.
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