En el marco de la semana PyME, Felipe Calderón anunció programas para apoyar el espíritu emprendedor mexicano. Destacan un fondo a cuatro años por $250 mil millones de pesos y un plan para promover que las PyMEs sean proveedoras del gobierno federal. Si bien ambas acciones son benéficas en términos de impulsar el alicaído mercado interno nacional, será necesario antes crear las condiciones para que eso sea posible; pues actualmente la realidad contradice al Presidente. Hoy día existe un fondo PyME que opera $3.5 mil millones de pesos, de los cuales la mayoría son utilizados por empresas medianas a grandes. La razón es sencilla: las micro y pequeñas empresas carecen en lo general de los recursos humanos, técnicos y financieros necesarios para poder acceder a una muy cara burocracia y a los (a veces) altamente especializados requerimientos de compras del gobierno. El reto no es sólo poner dinero a disposición del mercado, sino hacer que ese dinero se use y se use bien. Otro anuncio fue la disposición de que las PyMEs serán por decreto proveedoras preferenciales de PEMEX. Esta medida es poco afortunada pues lacera la selección natural del mejor y más eficiente proveedor, y regresa a esquemas proteccionistas ya superados en nuestro país.
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