El PRI decidió incluir en su estrategia de negociación del paquete fiscal 2012 el reformar la Ley General de Coordinación Fiscal (LGCF). Esto implicaría incrementar los recursos de los gobiernos estatales -sin ampliar, desde luego, sus obligaciones recaudatorias- rumbo al periodo electoral. Si bien es probable que sea sólo un amago del PRI para establecer un punto de partida en la negociación presupuestaria, muestra un partido más orientado a jalar la cobija que a hacerla más grande. Un PRI indispuesto a asumir los costos políticos de los remedios amargos, incluso en un contexto económico mundial emproblemado.
Lo cierto es que el contexto sí modifica las expectativas del presupuesto 2012, sólo crecería alrededor de 3.44% (negativo en términos reales). Ante eso el PRI no podría aspirar a más recursos sin autorizar más deuda, hacer recortes en el presupuesto -que podrían afectar a grupos de interés afines al partido-, incrementar impuestos -improbable en escenario preelectoral- o establecer un precio del petróleo a la baja -para generar más excedentes. Lo que sin duda harán, es presionar para canalizar a sus estados los recursos de subejercicios.
La postura del PRI en el ámbito de los recursos podría además tener implicaciones en otras reformas en discusión. Por ejemplo, si el Ejecutivo no apoya su postura respecto a la LGCF el PRI no le correspondería en el ámbito de la Reforma Política, el argumento sería que el Ejecutivo y el PAN no estuvieron dispuestos a negociar. Lo cierto es que la negociación de los próximos meses girará en torno al dinero.
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