Parece que en Los Pinos tienen muy claro que estamos ante una ventana de oportunidad única para promover la reforma energética. Sin embargo, los cambios tendrán que hacerse a través de modificaciones a leyes secundarias, ya que no parece viable un acuerdo tripartidista para modificar la Constitución. Por lo pronto, López Obrador ya expresó su rotundo rechazo a la reforma y los Chuchos tendrán que unirse a la negativa, más por mantener simpatía con las bases que por convicción ideológica. Descontando al PRD, en un entorno donde el PAN y el PRI pudieran sumar los votos necesarios para pasar la reforma vía leyes secundarias, la pregunta ahora es: ¿Cuál será la moneda de cambio del gobierno federal para obtener el apoyo tricolor? No menos importante será determinar si los cambios que llegaran a aprobarse serían susceptibles de revitalizar a la moribunda industria petrolera nacional.
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