Reshoring

Transporte

Hace más de un año escribí en este mismo espacio un artículo titulado “Vuelta en U”, en el que mencionaba que México era de los países favoritos para la reubicación de buena parte de la inversión que estaba, y sigue, buscando salir de China. Hoy regreso al tema porque esa tarea sigue pendiente.
Las razones por las que las empresas están reevaluando su ubicación son ya conocidas: en las ciudades chinas los salarios aumentaron aproximadamente seis veces en diez años, y alejar la producción de las zonas más caras en China tampoco ha sido una solución, pues aumenta los costos de logística. En contraparte, al ubicarse en México, las empresas se benefician de un ahorro en el costo de los inventarios y transporte de mercancía, sobre todo si el destinatario final es el mercado norteamericano.
¿Pero qué podemos hacer para potenciar esta coyuntura? ¿Qué nos falta para fomentar más el reshoring?
En primer lugar, no existe una metodología para determinar cuáles son las industrias en el extranjero que se pueden beneficiar de migrar, qué tipo de capital humano y proveedores requieren, qué tan altos son los salarios en ellas o cuáles son los estados mexicanos que serían los mejores receptores para dichas industrias.
En segundo lugar, no hay una conciencia sobre cuáles son las limitaciones de México para atraer inversión. Por ejemplo, no hay una base de datos única que muestre si los parques industriales del País tienen servicios tan básicos como agua, drenaje, subestaciones eléctricas, acceso a gas natural o transporte público.
En tercer lugar, a nivel estatal persiste una serie de limitantes, autoprovocadas, para la atracción de inversión. Varios estados con altos niveles de deuda -como Nuevo León- han tenido que reducir drásticamente su presupuesto para publicitar al Estado.
En cuarto lugar, hay variables no autogeneradas que también limitan el campo de acción de los estados. Por ejemplo, todos los estados del País padecen la conducta monopólica de la CFE, cuando entre los principales problemas a nivel local está la urgente necesidad de más inversión en infraestructura eléctrica.
Finalmente, los estados siguen procurando actividades económicas en las que no tienen ventajas comparativas. El mejor ejemplo son los parques industriales, que en su gran mayoría no cumplen con normas básicas para dar servicio a empresas de medio o alto valor agregado, suelen operar durante sólo pocos años y usualmente representan grandes inversiones públicas depositadas en terrenos mal ubicados, poco productivos y alejados de las verdaderas zonas industriales. Todo esto más corrupción: al ver un parque industrial, debemos preguntarnos inmediatamente si hubo intereses particulares detrás de semejante megaconstrucción.
El tema preocupa porque existe una oportunidad que no sabemos cuánto más durará. Y estamos compitiendo contra entidades en los Estados Unidos que, a través de campañas como “Bring Jobs to America” y “Made in America” están atrayendo inversión a través de todas las variables que pueden controlar, empezando por la fiscal.
En las próximas semanas, el Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. (CIDAC) dará a conocer su documento “Reshoring México”, el cual será pieza clave para la planeación de mejores políticas en la materia. En tiempos donde el crecimiento económico no se ve nada prometedor, pensar en cómo podemos atraer más inversión podría ser algo que, a diferencia de muchas de las reformas aprobadas, podría dar resultados en el corto plazo.

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