El PRI no necesitó realizar transformaciones ni esfuerzos espectaculares; fueron los propios perredistas, quienes por sus luchas internas y errores de estrategia, perdieron espacios políticos en las elecciones intermedias en Guerrero. La división entre los grupos de AMLO y los del gobernador Torreblanca, con el apoyo de los “Chuchos”, minaron la votación perredista, lo que permitió que el PRI recuperara valiosos espacios políticos, venciendo en las principales alcaldías, así como perfilándose como fuerza mayoritaria en el Congreso local. Esta derrota ya ha sido utilizada por las facciones perredistas para responsabilizarse recíprocamente de la derrota. Al gobernador perredista le espera una larga y pesada segunda etapa de su periodo de gobierno, con un congreso local de mayoría priísta. Por su parte, el PRI continúa con el desafío de traducir sus victorias electorales locales en votos en los comicios federales de 2009.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org