El día de ayer el Presidente de la República dio a conocer una serie de acciones que buscan reducir los efectos perniciosos de esta crisis. En primer lugar, se introducen ajustes a los criterios de política económica del paquete de finanzas públicas 2009, ajustando el precio del barril de petróleo (de 80 a 75 dólares); la paridad cambiaria (de 10.60 a 11.20 pesos por dólar); la expectativa de crecimiento económico (de 3% a 1.8%) y reconociendo que se tendrá una reducción en los ingresos del fisco. Con miras a reducir la desaceleración se propone ampliar el gasto público, flexibilizar las reglas de aplicación presupuestal para liberar y facilitar la aplicación de fondos, particularmente en ámbitos de infraestructura (se anunció la construcción de una refinería). Se anunció un programa de apoyos a pequeñas y medianas empresas; así como medidas de desregulación y desgravación que mejoren la competitividad y productividad de las empresas. Si bien estas medidas no podrán revertir el impacto adverso en crecimiento económico y empleo, tratan de atemperar su magnitud. Nuevamente se lamentará la ausencia de reformas estructurales de mayor calado que permitirían salir mejor librados de esta crisis.
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