Marcelo Ebrard finalmente tomó la decisión de ‘dejar ir’ a su Secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega, y al Procurador General de Justicia del DF, Rodolfo Félix Cárdenas. El informe presentado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) fue lo que inclinó la balanza, al señalar la responsabilidad ética que ambos funcionarios tuvieron en el incidente del News Divine. Contrario al informe de la Procuraduría General del DF, la CDHDF determinó que la tragedia fue producto de acciones concertadas entre los diferentes actores del cuerpo policiaco: la idea era detener a la mayor cantidad posible de jóvenes entrando a la discoteca sin siquiera una orden judicial y no, como se dijo inicialmente, castigar a los dueños de la discoteca por corrupción de menores. Algunos puntos que llaman la atención son:
* Poca prioridad a los derechos humanos. El acontecimiento hizo evidente que la policía no le da prioridad a los derechos humanos de los ciudadanos en sus acciones, y con esto la ciudadanía se siente cada vez más desprotegida ante quien tiene la responsabilidad de velar por ella.
* La falta de un cuerpo policíaco eficaz. La salida de los dos funcionarios trae graves consecuencias para un cuerpo policial que se encuentra fuertemente presionado por el combate a la delincuencia y al narcotráfico. Hay pocas opciones para reemplazarlos. No es la primera vez que hay cambio de mando ante una situación así, el problema está en la capacidad del cuerpo policiaco para combatir la delincuencia y el narcotráfico y a la vez proteger a los ciudadanos sin causar estragos, y en ese ámbito falta mucho por hacer. Remover a los funcionarios y reemplazarlos es una solución política pero no de fondo. Sin un cuerpo de policía operando bajo reglas distintas los abusos nunca desaparecerán y las viejas prácticas someterán a cualquier nuevo recluta. Hasta a las autoridades mejor dispuestas, que no son las que hemos tenido, les sería imposible cambiar la realidad bajo el esquema actual.
* El dilema de Ebrard. Ebrard ha propuesto (todavía informalmente) a Manuel Mondragón y Kalb, hasta ahora Secretario de Salud del DF y quien fue subsecretario de Seguridad Pública cuando Ebrard estuvo al frente de la SSP capitalina, como titular de la dependencia. Calderón tomó la decisión de no destituir a Joel Ortega y esto llevó a Ebrard a enfrentarse solo ante una opinión pública y a tomar las decisiones solo. El jefe capitalino ahora tiene el reto de que Calderón apruebe a los sustitutos sin que sus enemigos en el PRD le echen en cara que está dialogando con el presidente ‘ilegítimo’.
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