Supervía: trampolín político

PRD

La construcción de la Supervía Poniente en la Ciudad de México se presenta como un reto para el Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, tanto para su futuro político como para el de la Ciudad. Si bien se trata de un conflicto local en el que pueden existir demandas legítimas de grupos afectados con la realización de la obra y que hay procedimientos de construcción que deben cumplirse, es claro que en la oposición a ella también hay un fuerte componente político.
En la construcción de la Supervía Poniente diversos actores ven la posibilidad de jugar sus cartas a un año de la sucesión en la Jefatura de Gobierno. La disidencia en el propio PRD constituye una forma de presión a Ebrard –tanto por el futuro control de la ciudad como por el debilitamiento de su imagen. Mientras tanto, para algunos personajes del PAN, la oposición a la obra es parte de una estrategia de posicionamiento –que se viene desarrollando desde hace tiempo– con el objetivo de competir por el puesto que hoy ocupa Ebrard.
Si Ebrard logra derrotar a la oposición a la obra habrá ganado en dos frentes: consolidar su imagen en función a su aspiración Presidencial y quitarle herramientas a quienes disputan el control de la Ciudad.

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