En Tabasco los políticos descubrieron la fórmula mágica para despolitizar y organizar el reparto de ayuda: centralizarlo. En ese afán, el gobernador Granier “decomisó” un convoy de víveres enviados por el gobierno del DF y dirigidos a municipios perredistas. Una vez reetiquetadas con el sello de su gobierno, las ayudas serán entregadas –sin discriminación– por el gobernador reinante. La anécdota muestra que hay algo peor que el clientelismo, y eso es el clientelismo monopolizado. Centralizar es una forma muy ineficiente de hacer que los bienes lleguen a quienes los demandan. Las “colas” que se observan en Tabasco son similares a las que se ven en Cuba. Muestran lo que sucede cuando ya ni siquiera se permite la competencia entre las diferentes redes clientelares.
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