Que el IFE o la legitimidad del proceso electoral no fueran noticia es asunto que vale la pena remarcar, sobretodo después de la experiencia de 2006. Algunas de las razones son que: 1) es más fácil ser el árbitro cuando gana la oposición. 2) El IFE fue cuidadoso en la operación, desde la capacitación y la instalación de casillas hasta en la comunicación. 3) Los márgenes no fueron cerrados. 4) Son elecciones intermedias. 5) Hubo una mayor participación de la que muchas encuestas previeron. 6) No se materializaron los peores escenarios que se pueden dar en un entorno de inseguridad pública como el que se vive actualmente.
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