El próximo 1 de julio, los morelenses votarán por gobernador, 33 ayuntamientos –tanto presidentes municipales como regidores- como 30 diputados al Congreso local -18 de mayoría relativa y 12 de representación proporcional. Contrario a la situación de otros estados, Morelos presenta una elección con tintes tripartidistas, particularmente en la elección de quien habrá de sustituir al panista Marco Adame Castillo en la gubernatura. En la última encuesta disponible de El Universal, el candidato Amado Orihuela del PRI-PVEM se encuentra como puntero con 38.6% de las preferencias, seguido de cerca por Graco Ramírez Garrido Abreu con 35.1% del PRD-PT-MC (Movimiento Ciudadano), y finalmente Adrián Rivera Pérez del PAN con el 26.3%.
En el PRI, la contienda por la candidatura de la gubernatura de Morelos suscitó una serie de conflictos que evidenciaron la diferencia entre el PRI estatal y el CEN. El 29 de noviembre de 2011, Manuel Martínez Garrigós solicitó su licencia como presidente municipal de Cuernavaca para luchar por la gubernatura. No obstante, el PRI nacional determinó que Amado Orihuela –líder estatal del partido- sería el abanderado. Esta decisión parece haber obedecido a que Martínez Garrigós presentaba un fuerte desgaste de gobierno por los altos índices de inseguridad en Cuernavaca. Si fue este cálculo o fue algo más relacionado con cuestiones internas, en cualquier caso hubo una fractura del tricolor a nivel local, lo cual fragmentó el aparato de movilización para la campaña integrado por grupos obreros y populares como la CTM y la CNOP. A pesar de una negociación donde el ex alcalde obtuvo la dirigencia del PRI-Morelos, las presiones sobre Orihuela continuaron. Incluso Enrique Peña Nieto, acompañado de Emilio Gamboa, líder de la CNOP, debió intervenir en la operación cicatriz al pedir el 15 de abril en Xochitepec un voto de confianza hacia la dirigencia estatal y a los candidatos de las listas plurinominales. La disidencia de todos modos rechazó las postulaciones.
En el PRD, Graco Ramírez parece tener cinco ventajas respecto a sus contendientes: 1) una estrecha relación con grupos campesinos que consolidó desde su gestión como senador, lo cual le dará impulso en los municipios cañeros y arroceros del sur y oriente de la entidad; 2) su alto nivel de aprobación entre los independientes, los cuales representan a 44% de los ciudadanos; 3) el PRD en el estado de Morelos consolidó sus listas plurinominales y limitó las escisiones asegurando una mayor capacidad de operación; 4) el diseño de una estrategia de penetración en zonas marginadas de Cuautla, Jiutepec y Cuernavaca, donde vive 36% de los morelenses y; 5) ante la inconformidad del PRI local, múltiples actores tricolores se han sumado a las filas del PRD, en especial el hijo del ex gobernador priísta, Antonio Riva Palacio López, a quien se le negó un nominación a una diputación local, así como la incorporación al Movimiento Ciudadano de Vera Sisiniega, regidora y tercera en discordia en el pleito Orihuela-Garrigós.
Finalmente, el PAN tiene un camino cuesta arriba como tercero en las preferencias. Morelos ha sido azotado por la inseguridad –81% de sus habitantes declaran sentirse inseguros ante el crimen—y no ha podido generar los resultados que el gobernador Adame esperaba en materia de desarrollo económico en la entidad. 60% de los morelenses señalaron a la inseguridad como el principal conflicto a resolver, mientras 22% indicaron que era el desempleo y la crisis económica. Además cabe recordar que esta entidad es la cuna del Movimiento por la Paz de Javier Sicilia, emanado de la reacción del poeta por el lamentable asesinato de su hijo. Por otra parte, la formación de empleo se encontró por debajo del promedio nacional. En general, no sólo fue la gestión de Adame, sino la del antecesor de éste, Sergio Estrada Cajigal, también panista, la que representa una pesada losa para el senador con licencia, Adrián Rivera, en su intento por refrendar a Acción Nacional en una gubernatura que ostentan desde hace 12 años.
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