Una mirada a lo local: Tabasco

PVEM

Por primera vez en cuatro décadas, Tabasco votará concurrentemente (el mismo día y año) para elegir tanto a las autoridades federales (presidente, diputados y senadores), como a su nuevo gobernador –quien sucederá al priísta Andrés Granier Melo—, 17 presidentes municipales y 35 legisladores locales. El PRI tiene un dominio bastante consolidado en el estado (mayoría en el congreso local (18 de 35 escaños), 10 municipios y la gubernatura). El PAN tiene una presencia marginal con 2 municipios al oriente (Balancán y Emiliano Zapata) y sus respectivos distritos electorales. Por su parte, el PRD gobierna en 5 municipios (Cunduacán, Jalapa, Jonuta, Paraíso y Tenosique) y 6 distritos electorales entre los que destaca el XX (Centro Oriente), perteneciente al municipio más grande de la entidad donde tiene su sede la capital, Villahermosa.
Tabasco ha visto un incremento en la competencia partidaria desde la primera transición a nivel municipal en 1991. Sin embargo, la posibilidad de cambio a nivel gubernatura aún no se ha hecho manifiesta, y esta elección no parece que será la excepción. A pesar del apoyo ciudadano al candidato del PRD, el senador con licencia, Arturo Núñez Jiménez –Nuñezmanía para los locales—, la encuestadora Mitofsky indica que Jesús Alí de la Torre, abanderado priísta con un perfil muy cercano a Enrique Peña Nieto, cuenta con 41.4% de las intenciones de voto, mientras que el perredista solamente alcanza un 29.7%, seguido de lejos por Gerardo Priego Tapia del PAN con 11%. Para Núñez, estos comicios representan una oportunidad para saldar cuentas pendientes. En 2000, cuando él todavía militaba en el PRI, el entonces gobernador saliente, Roberto Madrazo, bloqueó su candidatura para tratar de imponer a su sucesor, Manuel Andrade. Después de esto, Núñez renunció al priismo y dio su respaldo al aspirante perredista, Raúl Ojeda, quien representó tal reto para la maquinaria madracista que acabó por impugnar la elección de ese año y conseguir su anulación. Tras el interinato de un año de Enrique Priego, Andrade terminaría llegando a la Quinta Grijalva al vencer en la elección extraordinaria de 2001.
El escenario político tabasqueño, a pesar de la relativa modestia de su territorio, ha tenido gran trascendencia a nivel nacional a lo largo de la historia. Basta recordar a personajes como Carlos A. Madrazo, quien representó una corriente opositora dentro del PRI al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz (por cierto, Madrazo murió en aquellas épocas en un peculiar accidente de aviación); o al mismo Andrés Manuel López Obrador, emanado de una ruptura en el priismo, quien se dio a conocer en la vida política nacional tras denunciar un presunto fraude en su contra durante los comicios para gobernador de 1994 (orquestado por el hijo de Carlos Madrazo, Roberto). Del mismo modo, las escisiones del Revolucionario Institucional también han estado presentes este 2012. El candidato natural y preferido en las encuestas de precandidaturas, Humberto Mayans Canabal (descendiente de uno de los primeros grandes caciques del estado, Tomás Garrido Canabal), debió “ceder” su candidatura a Jesús Alí por presiones internas del partido. No obstante, en esta ocasión, la división no pasó a mayores cuando se le otorgó a Mayans una bastante segura candidatura al Senado.
Por otra parte, el dominio priista ha tenido otras manifestaciones en los últimos meses. En 2011, luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinara que la distritación electoral en el estado no cumplía con los criterios de proporcionalidad poblacional (distritos con muchos más ciudadanos que otros), el congreso local debió diseñar y aprobar un nuevo proyecto de redistritación. Bajo esta bandera, la alianza PRI-PVEM-PANAL votó a favor de una iniciativa que, según los análisis de expertos locales, perjudica a la oposición por tocar justo los distritos que panistas y perredistas poseen. Estos cambios no se dieron sin resistencias, ya que PAN y PRD votaron en contra, aunque no fue suficiente para detenerlos.
Más allá de la política, no sobra decir que la agenda para el próximo gobernador se ve complicada. Los problemas de inseguridad han llegado hasta las campañas; el rezago económico de la población no es menor, y los escándalos de corrupción que denuncia el candidato del PAN no son invenciones sino secretos a voces. Gane quien gane, el estado tiene mucho que hacer para avanzar en la senda del desarrollo y la pluralidad.

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