Los acontecimientos en Honduras reviven dilemas democráticos para América Latina y, por lo tanto, para México. Ante la deposición de José Manuel Zelaya, el gobierno mexicano se une a la comunidad internacional y rechaza la acción tomada por el Congreso y el ejército hondureño. México forma parte del esfuerzo internacional para que se restituya el orden constitucional en Honduras –y con ello a Zelaya. La relevancia de estos acuerdos radica en la aplicación que le den o no los países firmantes. En este caso, el dilema para México no es menor: Calderón optó por defender los instrumentos jurídicos regionales versus el principio de no intervención que caracterizó la política internacional de México por muchos años. Asimismo, a México le tocó trabajar lado a lado con mandatarios que no han demostrado respeto por estos mismos instrumentos (Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales). México saldrá bien librado si comunica de manera muy clara que sus acciones buscan defender la institucionalidad en América Latina.
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