El invierno poselectoral ha sido cruel con López Obrador, quien ha visto el desgaste constante de su apoyo entre independientes y los escasos frutos de varias de sus apuestas de movilización y siembra de descontento ciudadano (ISSSTE, gasolinazo, TLCAN, etc.). Su última carta es la reforma energética. Pero hasta ahora no ha rendido. Mañosamente el gobierno enfrió el balón y mandó el tema a estudio por un par de meses. AMLO ya denunció el cerco informativo y pidió reflectores a los medios. Ya encargó encuestas, filmó spots y convocó a movilizaciones. Tanto esfuerzo contra una reforma desconocida.
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