El Valle de México sufre una vez más la paradoja causada por una planeación urbana inadecuada. Por un lado, van meses sin que caiga una gota en el sistema que provee de agua a los habitantes de la zona metropolitana. Por el otro, las fuertes lluvias del fin de semana inundaron decenas de casas y generaron encharcamientos en amplias zonas de la ciudad. Se suspendió el transporte, el caos vial se multiplicó en varias delegaciones, y el aeropuerto de la Ciudad tuvo que cerrar sus puertas por varias horas. La falta de planeación y de infraestructura adecuada condena a los habitantes capitalinos a padecer simultáneamente la falta y el exceso de este vital recurso. Un problema de fondo está en el clientelismo que por décadas permitió la proliferación de asentamientos irregulares en la zona metropolitana, lo que a su vez ha causado que se mezclen aguas pluviales y residuales y que se llenen de basura las coladeras de los drenajes. La inacción que durante años han mostrado los gobiernos Federal, del D.F. y del Estado de México, agravan la problemática. Las obras viales podrán ser más vistosas que las obras de infraestructura hídrica necesarias. Sin embargo, cada año resulta más evidente que el problema principal para los habitantes del Valle de México es el manejo del agua, tanto su escasez como su abundancia. Encuestas recientes demuestran que la popularidad de Marcelo Ebrard ha bajado en los últimos meses precisamente por la mala administración del problema. Tanto para el jefe de gobierno de la capital como para Enrique Peña, el tema del agua podría convertirse en la primera piedra en sus zapatos en sus aspiraciones presidenciales rumbo al 2012.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org
