La declaración de apoyo de un nutrido grupo de panistas al Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, como aspirante a la candidatura a la Presidencia de la República por Acción Nacional levantó las cejas de propios y extraños. Y es que el momento en que se dio obliga a considerarlo como una reacción a la distancia en las preferencias que existe entre Cordero y el Senador Santiago Creel y la Diputada Josefina Vázquez Mota. La reacción de estos, no podía ser otra que demandar una contienda pareja y muestra a la actual dirigencia del partido incapaz, o sin deseos, de ordenar el proceso interno y asegurar la cancha pareja para los contendientes. Lo cierto es que más allá de que se diga que el panismo ve con malos ojos la cargada al estilo priísta, será en el momento de definir el proceso para elegir a su candidato cuando quede claro si los dados están cargados a favor de alguno, y si dichos valores del origen del PAN siguen vigentes.
Este “destape” de Cordero le permite al PRI demandar su inmediata renuncia argumentando que, dada su condición de “destapado”, carece de la calidad de interlocutor válido para negociar el Presupuesto de Egresos para el 2012. El objetivo del PRI, con el que de hecho ya amenazaron, es presionar para ampliar las transferencias a estados y municipios, los cuales gobiernan mayoritariamente y cuyos recursos podrían ser usados con fines político-electorales.
Bajo estas dos premisas, es posible que el episodio debilite al Ejecutivo Federal para negociar el presupuesto del próximo año, no sólo porque su Secretario de Hacienda sería objeto de presiones y ataques de la oposición, sino porque además, la lideresa de la bancada panista estaría en la misma situación, dado que también es precandidata presidencial. Y si bien la opción de la renuncia está presente, tanto para Cordero como para otros aspirantes del gabinete, lo cierto es que ante el impedimento para hacer campaña, la permanencia en sus cargos -aunada a una fuerte estrategia de comunicación de sus posibles logros- parece ser la única forma de empezar a revertir las tendencias, tanto respecto a quienes encabezan las preferencias en el PAN, como respecto al gobernador Peña Nieto.
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