El gobierno se ata las manos con los combustibles

Transporte

Al anunciar que congelaría el precio de la gasolina mas no el del diesel, el presidente Calderón suscitó enérgicas protestas de parte de organizaciones campesinas, obreras, y de las industrias pesquera y de transporte. Las movilizaciones han escalado progresivamente en todo el país para exigir un freno al aumento de los precios del diesel, y en un año donde priman las consideraciones electorales, el gobierno no tuvo otra alternativa que dar su brazo a torcer. La medida presidencial reduce –de 75% a 25%– el aumento mensual de los precios del diesel e introduce la posibilidad de aplicar deducciones sobre el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Sin embargo, ni los productores ni los líderes de partidos opositores consideraron que la medida sea suficiente para resolver los problemas de productividad de los pesqueros, y continúan presionando por un subsidio directo al combustible. Que el gobierno fije el precio de los combustibles por criterios discrecionales, y no por una fórmula que refleje los altibajos del mercado, se traduce en mayores presiones políticas por parte de los consumidores y da pie al oportunismo político de los gobernantes. Una vez más el gobierno se ata de manos y aprueba medidas de poca eficiencia económica que no resuelven los problemas que verdaderamente afectan la productividad del país.

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