La próxima publicación de su libro “La década perdida” fue el pretexto para que el ex presidente Carlos Salinas regresara al centro del debate y causará controversia en la opinión pública, al menos por unos días. Salinas critica el “neoliberalismo salvaje” de Ernesto Zedillo (lo cual resulta confuso, dado que este término se asocia también con el equipo salinista) y el “populismo autoritario” de López Obrador, mientras busca posicionarse como promotor del “liberalismo social”. Gran parte del libro está dedicado a buscar culpables de que el país no avance en la dirección correcta. Dejando de lado el escándalo de corto plazo, quedan dos preguntas en el aire: ¿Cuál es el papel que deben desempeñar los ex presidentes en una naciente democracia? y, si se deciden por el rol activo, ¿por qué no enfocarse en propuestas constructivas para mejorar al país o bien en promover causas específicas como lo hemos visto en algunos ex presidentes estadounidenses? Si lo que Salinas busca es cambiar su imagen pública, tal vez esta última sea la mejor receta en un país con tantas necesidades como México.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org