El turismo en México: una oportunidad desperdiciada.

Transporte

Con la presencia del presidente Enrique Peña Nieto, el 6 de mayo se inauguró el XXXIX Tianguis Turístico en Cancún. Este evento tiene como objetivo promocionar y comercializar los destinos, productos y servicios turísticos que México tiene que ofrecer. El Tianguis busca formar vínculos de negocios entre los proveedores de la industria turística y potenciales compradores e inversionistas de todo el mundo. Sin embargo, pese a actividades como ésta y, más allá del discurso político, es necesario puntualizar que el turismo ha tenido un impacto menor al esperado en el crecimiento de la economía. Por ejemplo, entre 1999 y 2009, el sector de servicios de alojamiento temporal en el país aumentó el tamaño de la unidad económica en casi un empleado más, pero la productividad laboral disminuyó en 2 por ciento. Asimismo, un indicador preocupante es que Quintana Roo –entidad con uno de los mayores potenciales turísticos- aumentó en casi 7 empleados el tamaño de su unidad económica, pero tuvo una caída del 24 por ciento en la productividad laboral. En otras palabras, Quintana Roo, como muchos estados, aumentó el empleo de forma ineficiente e improductiva durante la última década. Esto deja a México en una literal condición de tianguista frente a los supermercados turísticos como Estados Unidos y Europa. ¿Qué hacer para explotar el gigantesco potencial del país en este sector?
Múltiples son los problemas del turismo en el país. Resaltan por lo menos cuatro: (1) la incapacidad para contrarrestar la imagen negativa del país a razón de la inseguridad (afectando el fomento y la promoción); (2) la concentración en un solo tipo de destinos turísticos y tipos de turismo (dejando de lado oportunidades de mercado); (3) un pobre reordenamiento y transformación sectorial; y (4) la fuerte corrupción y amplia falta de transparencia en el gasto público –particularmente alrededor de permisos de construcción. A pesar de todo, en 2013 el saldo positivo de la balanza turística fue de 4,766 millones de dólares, mientras que el gasto de los visitantes extranjeros dejó 11,715 millones de dólares (casi 500 dólares por turista). Además, pese a ser la región menos desarrollada del país, los tres estados de la península de Yucatán, junto con Chiapas, Guerrero y Oaxaca, recibieron 27 por ciento de los turistas que se hospedaron en el país en 2012. Esta alta demanda turística se debe en buena medida a los múltiples destinos de ‘sol y playa’ que contienen. Nótese que el porcentaje de ocupación hotelera semanal (hasta la primera mitad de abril de 2014) en los centros de playa fue de 68 por ciento, por encima del 58.3 por ciento que se ha tenido en el agregado nacional. Esto implica que el impulso de la capacidad de desarrollo turístico representa una opción de desarrollo para entidades en relativo subdesarrollo industrial (como las del sur del país). Estos estados carecen de ventajas competitivas en manufacturas y un limitado desarrollo de su capital humano, por lo cual las promesas de desarrollo en el sector secundario son un tanto ilusorias en el corto plazo. No obstante, las oportunidades están en otro lado.
En primer lugar, se requiere de fuertes políticas de reconversión productiva. Al respecto, la Política Nacional Turística establece como primera directriz el “Ordenamiento y Transformación Sectorial”. Más que una reconversión burocrática o de transición a nuevos tipos de turismo, la reconversión implica diseñar políticas con incentivos para migrar a trabajadores de sectores de baja productividad –como es el comercio al por menor- a trabajos en el sector turismo (tomando en cuenta un sector dinámico que otorgue dichos empleos). En segundo lugar, fortalecer la capacidad hotelera de los destinos de ‘sol y playa’ con la introducción de subproductos turísticos y nuevos desarrollos de conectividad y transporte –como la expansión de rutas de aviación, en tanto que el mayor punto de interconexión sigue siendo la Ciudad de México. Inclusive, como señala la consultora McKinsey, la creación de “temas por destino” para la formación de “Puntos Únicos de Venta”. Por ejemplo, pese a la creación del programa ‘Tesoros Coloniales’ –cuyo objetivo es buscar exponer la oferta turística de ocho estados del centro del país con ciudades coloniales–, Durango permanece relativamente desconectado dada una limitada capacidad de infraestructura carretera e inseguridad en las vías existentes. Ésta es sólo una muestra de cómo se ha desaprovechado el turismo de las ‘ciudades del interior’ del país y de los llamados ‘pueblos mágicos’ que sostuvieron una ocupación únicamente del 47 y 32 por ciento en 2013, respectivamente.
En un mundo cada vez más competido, donde los visitantes buscan que un solo lugar reúna más que sólo ‘sol y playa’, es necesario el impulso concreto del ecoturismo, el turismo cultural, el de salud, de negocios y de lujo. Un impulso real al turismo puede ser una forma eficiente en el corto y mediano plazo de incrementar el ingreso de la región más desfavorecida económicamente, pero más rica en recursos naturales del país.

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