En pleno debate sobre el paquete económico 2010 y la ratificación de Arturo Chávez Chávez en la PGR, el secretario Gómez Mont consideró prudente señalar que es tiempo de impulsar una reforma política. Ninguno de los puntos que propuso es nuevo y encontró el mismo eco de siempre: el senador Beltrones repitió las opiniones que ha vertido desde principio del sexenio sobre el tema. Se entiende que al Ejecutivo y a Beltrones les interese la reforma política, y se entiende que de cuando en cuando pretendan desempolvarla: distrae un poco de asuntos más controversiales y gana algunos espacios mediáticos, además de que permite a los involucrados lucir más como estadistas y menos como representantes de facciones opuestas. Es difícil creer que alguna de las dos partes se tome en serio la reforma, cuando menos por el momento. De hecho, la mejor forma de condenarla a la irrelevancia es seguirla desempolvando ocasionalmente para luego volver a dejarla archivada en el cajón. En la agenda hay otras prioridades.
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