Los terremotos de 1985 establecieron las bases de los programas de protección civil, este desastre reforzará de nueva cuenta, la motivación para mejorar la capacidad de respuesta para este tipo de contingencias meteorológicas. En general, las tendencias globales de desertificación en el norte y desfase y agudización de los fenómenos meteorológicos en las costas exigen revisar el mapa de riesgos e impulsar cambios estructurales (la desaparición de selvas tropicales en el sureste significa la pérdida de un amortiguador natural en la ruta de los meteoros y la deforestación y crecimiento desordenado facilita el aumento de temperaturas y cataliza procesos de desertificación), así como políticas públicas de dotación de infraestructura, prevención, organización y difusión para la actuación en casos de emergencias.
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