Los resultados de los comicios electorales también tienen implicaciones para la conformación de liderazgos y la correlación de fuerzas al interior de los propios partidos políticos. Por el lado de la izquierda, los Chuchos han logrado retener el control del PRD a pesar de sus múltiples convulsiones. Sin embargo, la posibilidad de perder, a manos de MORENA, importantes delegaciones en su bastión histórico –el Distrito Federal- puede impactar negativamente su control sobre el partido. La sola presencia de MORENA ya plantea un desafío para la izquierda de cara a 2018, en específico respecto a la capacidad de los votantes de esta corriente ideológica para coordinarse alrededor de un solo candidato. De igual forma, es necesario apuntar que la probable victoria del PRD en Michoacán –dada la situación de violencia actual- podría resultar, en el largo plazo, más costosa que benéfica para la facción. Si el siguiente gobernador de la entidad no logra disminuir considerablemente los niveles de violencia y los conflictos sociales su gestión será considerada un fracaso.
Por parte del PAN, la fortaleza de Gustavo Madero dentro del partido está íntimamente condicionada a los resultados de gubernaturas relevantes. El PAN actualmente está defendiendo Sonora – que luce muy competida – y Baja California Sur – que parece una victoria segura-. Pero también está compitiendo con posibilidades en San Luis Potosí, Querétaro y Colima. Los resultados de estos comicios impactarán en las ambiciones de Madero para la candidatura presidencial de su partido. Además, con el PAN próximo a renovar su dirigencia, las distintas facciones tienen intereses en las gubernaturas en juego por lo que el resultado de las próximas elecciones puede derivar en el fortalecimiento o debilitamiento de los grupos al interior del partido blanquiazul. Aquí destaca la corriente del calderonismo y los grupos afines a los gobernadores Guillermo Padrés o Rafael Moreno Valle.
En el caso del PRI, un triunfo en Sonora fortalece las posibilidades de Manlio Fabio Beltrones como posible dirigente del PRI nacional y, eventualmente, lo destaca como candidato viable de su partido de cara al 2018. En estas elecciones también se han vuelto visibles algunas figuras locales que en un futuro pueden convertirse en opciones reales del PRI para las siguientes elecciones presidenciales, como el gobernador de Querétaro, José Eduardo Calzada. Por el contrario, otras cartas fuertes del partido tricolor han resultado debilitados a raíz de las contiendas, como el gobernador Rodrigo Medina de Nuevo León.
En cuanto a los partidos pequeños y nuevos, su prioridad consiste simple y llanamente en retener el registro, una tarea que parece únicamente asegurada para MORENA y Movimiento Ciudadano. Como se desprende del análisis, a la par de la competencia por cargos de elección popular se libra una contienda, no menos férrea, por el control de las facciones y los recursos.
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