Como bien señaló El País, una ciudadana cambió el clima electoral del Distrito Federal. Con la ratificación de Isabel Miranda de Wallace como candidata del PAN, la ciudad es hoy un terreno con una batalla tripartidista. Según las encuestas de Demotecnia, bajo el escenario de Miguel Ángel Mancera como candidato del PRD, él obtendría el 30% de los votos, seguido por Beatriz Paredes con 27% y Miranda de Wallace con 23%; con Alejandra Barrales como abanderada del PRD, ella obtendría el 24%, Miranda de Wallace 25% y Beatriz Paredes 26%, dando un empate técnico. La entrada de Miranda de Wallace a la competencia afecta considerablemente a Paredes y podría modificar la selección de candidato del PRD a la Jefatura de Gobierno.
Aún cuando el 55% de los ciudadanos cree que ser conocida o respetada no hace de Miranda de Wallace alguien preparada para gobernar el DF, el 52% cree que fue una buena decisión su candidatura. Sin embargo, al incorporarse a las filas partidistas, dejó de ser un actor neutral. Al respecto, algunos miembros de la sociedad civil podrían pensar que la incorporación de Miranda de Wallace aumentaría su capacidad de formación de agenda e implementación de políticas públicas. Por otro lado, hay quienes ven en su candidatura la pérdida de una activista central en el tema de seguridad. Desde el punto de vista del PAN, si bien existe descontento por su elección en personajes como Demetrio Sodi o Gabriela Cuevas -que podría afectar la participación de su militancia- la imagen de Miranda de Wallace aumentó la rentabilidad electoral del partido. Ya que el DF es la segunda entidad con mayor número de electores, más importante que la posibilidad real que tiene Miranda de Wallace de llevarse la ciudad es la capacidad de poder generar votos cascada sobre el candidato panista a la presidencia (y, por la importancia que tiene el DF para el PRD, de quitárselos a su candidato presidencial). Si logra rebasar el millón de votos en el DF -entre el 20-30% de la votación- su designación habrá sido un éxito para el partido en una ciudad donde, todo indica, arrancará como tercera fuerza.
Mientras tanto, aunado a la incertidumbre que introdujo Miranda de Wallace en la elección del candidato perredista al DF, Barrales rompió con las mesas de negociación dentro de su partido apuntando un incumplimiento de acuerdos. Si bien posteriormente se señaló que Barrales esperará al resultado de la encuesta, el equipo de la precandidata amenazó con impugnar el resultado de ésta. Como resultado de la incorporación de Miranda de Wallace a la contienda, el PRD está obligado a postular al mejor candidato -aquel con mayor preferencia electoral y perfil de gobierno- antes que al que satisfaga mejor los amarres internos. Puesto que Mancera tiene un mayor reconocimiento como funcionario y sostiene un nivel mucho más competitivo contra las otras candidatas que Barrales, la elección de Miranda de Wallace habría sido, además, un espaldarazo al candidato y a la posición de Marcelo Ebrard.
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