En Nuevo León la policía se manifestó en contra de los operativos estatales. Dichos operativos responden a la premisa de que las policías locales y municipales están penetradas por las organizaciones criminales y han tenido como primer paso el acuartelamiento y desarme de las mismas. Sin embargo, esto no garantiza que se esté transformando el modelo policial. Para lograrlo se requiere consolidar la carrera policial, homologar y transparentar los procedimientos policiales, y fortalecer los modelos de supervisión y rendición de cuentas. En 2007 ya se habían realizado operativos contra las policías en Nuevo León que al parecer no transformaron la situación. Los policías están en medio de tres fuegos: la ciudadanía que desconfía de ellos y los estigmatiza, el crimen organizado que les ofrece plata (soborno) o plomo (amenazas y ejecuciones), y sus superiores que desconfían de ellos y les exigen resultados sin darles los elementos suficientes para su tarea. Si no cambia el modelo policial, las corporaciones no podrán retener a los buenos elementos y sólo se nutrirán de sujetos deshonestos que sabrán que tienen que enriquecerse rápidamente, antes del próximo operativo.
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