La alianza PAN-PRD en Oaxaca todavía no es un trato cerrado. En Acción Nacional, César Nava condicionó la alianza a la definición de un programa compartido de gobierno en busca de aplazar cualquier decisión definitiva al respecto por un tiempo. Y es que para los panistas una definición de este tipo, tanto en el plano ideológico como en el pragmático, parece un camino sin salida. Entienden que no cuentan con cuadros competitivos para aspirar a la gubernatura, sin embargo, aliarse con el PRD en Oaxaca, justo después de identificar en su balance electoral la pérdida de identidad como una de las razones de su derrota, resulta contradictorio; además, hacerlo implicaría dificultar su interlocución con el PRI en el tema prioritario para el Ejecutivo en este momento: el presupuesto.
En la izquierda, el acuerdo tampoco está definido. Si bien de entrada algunos personajes –ciertamente cercanos a López Obrador– han condenado la idea, nadie con poder de decisión real se ha pronunciado, ni el propio AMLO. En el PRD, su Consejo Nacional acordó hace cinco años no hacer alianzas con el PAN, sin embargo es un acuerdo que puede revocarse. Lo cierto es que más allá de la construcción de una plataforma común, la clave en la definición de esta alianza estaría en la selección del candidato, y es ahí donde todo podría venirse abajo. La fecha límite para registrar alianzas rumbo a la elección en Oaxaca es hasta febrero de 2010, así que hay tiempo.
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