Optimismo

Sociedad Civil

Con respecto al desarrollo de la humanidad ¿eres optimista o pesimista? El proyecto HumanProgress.org documenta el optimismo. A través de una serie histórica de datos y mapas interactivos el sitio muestra cómo el mundo se ha vuelto un mejor lugar para vivir.

Hoy una persona que va a un supermercado tiene más opciones que las que tenía el Rey de Francia Luis XIV en el siglo dieciocho. Asimismo, la conectividad permite hoy estar en 5 horas en lugares que antes requerían meses de viaje y los que partían no siempre eran los mismos que llegaban. No se diga lo que sería de nuestras vidas sin anestesia, antibióticos o radiografías.

Esto no quiere decir que no hay problemas, y muchos, solo quiere decir que la velocidad del progreso de las últimas décadas ha sido enorme y no siempre estamos conscientes de lo que ha implicado. Algunas de las tendencias que se pueden explorar en el sitio son: reducción en la mortandad infantil, aumento en la esperanza de vida, más tiempo de ocio, menor desigualdad entre hombres y mujeres, menos personas muriendo en conflictos bélicos, menos accidentes en el ámbito laboral, más respeto a los derechos humanos, entre otras.

Los mapas permiten ver, de una forma fácil, cómo ha cambiado cada una de las variables en las últimas décadas. Es interesante ver que mientras variables asociadas a la tecnología causan cambios abruptos en solo años, como es el caso de la telefonía celular, otras variables, como la eficiencia de los gobiernos, avanzan más lento.

El sitio también nos deja con mucho que pensar en términos de lo que algunos países han logrado a base de esfuerzo. Por ejemplo, uno pensaría que la India, por su tamaño y riqueza cultural, tendría más turistas que países como Marruecos, China o Sudáfrica. Sin embargo, la falta de infraestructura entre otros factores han llevado a este país a rezagarse en esta variable.

El sito toca también un tema inevitable que es el cómo percibimos el progreso pues, generalmente, el ser humano tiende a idealizar el pasado y ser pesimista sobre el futuro. Por ejemplo, en la revolución industrial se criticó que los niños trabajaran en fábricas con todos los riesgos que esto implicaba. Y si bien la crítica era y es válida, se sobreestimaban las condiciones adversas que se vivían en el ámbito rural donde los niños también trabajaban y las condiciones de vida eran bastante adversas. En cuanto al futuro, aunque hay evidencia de que muchas variables tienen una tendencia positiva, lo más atractivo es pronosticar catástrofes. Esto es consistente con la teoría que sugiere que el ser humano está programado para detectar peligro: nuestros antecesores más pesimistas probablemente estaban más alertos aumentando así sus probabilidades de sobrevivir, mientras que el optimista que “se dormía en sus laureles” quizás moría antes.

Al igual que con el desarrollo de la humanidad, cuando nos enfocamos en México uno puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Sin embargo, lo más relevante es identificar las políticas y las instituciones que hicieron el progreso posible y ver cómo lo podemos replicar. Hay muchos factores externos, pero la mayor parte de nuestro éxito futuro va a depender de factores que nosotros sí controlamos: desde cuantos hijos tener, lo que comemos o cuanta energía consumimos, hasta el nivel de apertura comercial o la formación de habilidades en las nuevas generaciones. Si fuéramos optimistas, ¿dónde querríamos estar en 20 años?

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