Las reacciones de los precandidatos panistas respecto a la posibilidad de realizar una consulta entre militantes indican claramente quién cree que gana o pierde con esta propuesta. Sin embargo, más allá de los intereses personales de cada contendiente, una modificación en el método de elección interna podría resultar costosa para el partido en términos de legitimidad tanto entre simpatizantes como entre la ciudadanía en general. De esta manera, al buscar disminuir el número de jugadores, el PAN podría enfrentar más costos que beneficios en su proceso de precampaña.
La propuesta de consulta indicativa que discute el CEN del PAN parece beneficiar a Ernesto Cordero quien, a pesar de encontrarse por debajo en las encuestas, aprobó abiertamente el cambio en las reglas. Lo anterior podría deberse a que, dado que la encuesta se llevaría a cabo únicamente entre militantes activos, su cercanía con los Pinos -y la capacidad de operación en términos políticos y obtener recursos de gobernadores afines que esto significa- podría colocarlo en segundo lugar de las preferencias y permitirle mantenerse en la contienda. Así, con dicha iniciativa pretendería estar construyendo un escenario de triunfo más creíble para la elección interna de febrero.
Por el contrario, la contundente oposición de Santiago Creel a la propuesta parece responder al riesgo de enfrentar a todo el establishment del partido, incluida la casa presidencial, en condiciones por demás desventajosas. En caso de que se decidiera llevar a cabo la consulta, Creel desestimaría el método de elección interna y complicaría así el camino de quien sea elegido. Por su lado, más allá de que podría salir como puntera en la consulta, Josefina Vázquez Mota ha identificado un peligro en esta propuesta, presumiblemente por la forma sesgada en que se pretende afianzar a quien goza de menor apoyo, y se ha pronunciado en contra -aunque de manera más moderada. Esto podría responder a que, a pesar de que por su afinidad podría ser ella quien ganara adeptos con la salida de Creel, más adelante en la contienda podrían darse intromisiones en su contra y con un Cordero enfrentando un margen menor que remontar.
Si la consulta no llegara a realizarse -ante la inconformidad de dos precandidatos- nos encontraríamos ante la incapacidad política del Presidente Calderón para lograr que su precandidato más afín sea el elegido. En tal caso pareciera, además, no existir ningún sentido estratégico que soportará ya la decisión de favorecer a Cordero. Al final, sólo la capacidad de crear alianzas entre grupos de corrientes disidentes, y no la imposición, será lo que podría facilitarle al candidato/a panista mejorar su posicionamiento al interior del partido y erigirse como un candidato fuerte que enfrente competitivamente a Peña Nieto y López Obrador.
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