La reforma judicial aprobada por los partidos políticos muestra la capacidad del actual gobierno para llegar a acuerdos, aunque estos no satisfagan plenamente a nadie. Aunque con algunos candados introducidos a última hora, la PGR ganó las facultades que pedía para combatir al narcotráfico con las manos más sueltas. Para la sociedad civil el triunfo es modesto: será a lo largo de los siguientes ocho años cuando deberán instaurarse en México los juicios orales. Con el paso del tiempo no sería extraño que la PGR descubriera que incluso con más facultades y libre arbitrio los narcotraficantes se le siguen escapando. Pero los mexicanos nos daremos cuenta de que la verdadera reforma judicial del 2007 fue no la que obtuvo la PGR, sino la modesta conquista de la sociedad civil: la reforma de los juicios orales.
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